Por José S. Méndez
Existen organizaciones no legales que son protagonistas de creciente importancia en la Sociedad Internacional dadas las actividades a las que se dedican, el impacto social y político de las mismas y el volumen de dinero que manejan este grupo de actores puede dividirse en dos tipos:
Por un lado, los grupos que desarrollan actividades delictivas tradicionales, como tráfico de armas, drogas, tráfico de seres humanos y falsificaciones.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) calcula que los ingresos anuales de las organizaciones delictivas rondan 1.5 billones de dólares. De ellos entre 600 mil millones y 1 billón de dólares se blanquean cada año, lo que equivale a un 2-5% del PIB (Producto Interno Bruto) mundial.
El tráfico de drogas, por ejemplo, genera 400 mil millones de dólares anuales de beneficio y afecta a 185 millones de personas, siendo Europa el mayor productor y exportador de drogas sintéticas; Colombia de cocaína, Irán y Afganistán de opio.
Hay que también mencionar el tráfico de armas que procede en gran parte de los antiguos países de Europa del Este como son Bulgaria, Polonia, Rumanía, Hungría, Ucrania y Rusia, entre otros, y su importancia es creciente (un dato revelador: solo el 3% de los 550 millones de armas ligeras en circulación en el mundo están en manos de fuerzas gubernamentales), con valores que indican beneficios de más de mil millones de dólares anuales.
Es asombroso que el comercio de seres humanos en sus diversas variantes (desde tráfico de órganos a turismo sexual), es la actividad delictiva de más rápida evolución, siendo Asia el continente más afectado (en Filipinas o Malasia, la industria del sexo representa entre el 2 y el 14% del PIB -Producto Interno Bruto-), ejemplo de estas organizaciones son: la Cosa Nostra en Estados Unidos, narcotraficantes Colombianos, mafia Siciliana o La Camorra Italiana, los Yakuzas, Yamaguchi-Gumi en Japón o la Federación Wo en Hong-Kong.
Debemos resaltar que la importancia económica de estos grupos ha hecho que se hayan extendido los llamados paraísos fiscales, entre los que podemos citar los que se encuentran en el Principado de Andorra, un pequeño país soberano del suroeste de Europa, el de la Isla de Man, Bermudas, Islas Mauricio, Bahrein, Liberia, etc. Sin dejar de mencionar unas 250 zonas francas repartidas en 70 países, todo lo cual permite crear una zona impenetrable en el mundo Financiero Internacional.
Frente a esta terrible situación que vive el mundo en la actualidad, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas (ONU), aprobó por unanimidad una resolución sin precedente el 29 de Septiembre del 2001, que obligaba a todos sus miembros a luchar contra el terrorismo sus medios de financiación, negarle cualquier tipo de apoyo político o diplomático, pasivo o activo, e impedir que encuentre asilo o escondite dentro de sus fronteras.
Esta resolución obligaba a los gobiernos a cooperar en las investigaciones sobre terrorismo y de facilitar ayuda e información para obtener y promocionar evidencias.
Según los analistas Internacionales, ese dictamen es histórico, el cual fue aprobado cuando aún la Comunidad Internacional, no se había recuperado del impacto del 11 de Septiembre del 2001 y que ponía de manifiesto, algo que ya algunos países, como el caso de España o el Reino Unido llevaban padeciendo hacía varias décadas.
Sin temor a equivocarnos -creemos que las organizaciones mafiosas y el crimen organizado- tienen sus simientes en el poder Político, es por ello, que nos mueve a reflexión los escándalos de corrupción en el plano local, en el sector público o privado, los casos de narcotráfico, en los cuales se han visto envueltos, militares y policía, así como también las ocurrencias de funcionarios acusados de malversación de fondos del presupuesto Nacional.